En este día de muertos , que acostumbramos festejar mezclado con influencias extranjeras del halloween, pasamos por alto lo que realmente la muerte significa para cada uno de nosotros.
El ser humano ha buscado siempre retrasar el evento de la muerte, y además prolongar su plenitud a través de los años que vive.
El ser humano ha buscado siempre retrasar el evento de la muerte, y además prolongar su plenitud a través de los años que vive.
Su misma naturaleza se lo grita: no estás hecho para la alienación .
En su interior , el hombre siempre se siente el mismo, a pesar del paso de los años: cuando adolescentes nos sentimos todavía niños y queremos crecer, cuando adultos mayores nos sentimos tan jóvenes que muchos buscan comprobar y comprobarse que son los mismos de antes, aunque el cuerpo les diga lo contrario.
Es por esto, que la posibilidad del exterminio del ser con la muerte se ve contradictoria y poco lógica .
Si este sentir de nuestro interior nos dice que el tiempo no pasa por nosotros, creo que no estamos en un error en asegurar que la muerte no es el final.
Esa parte interna ,por la que el tiempo no pasa ,es la que responderá a esa ansia de continuidad y permanencia del ser humano.
Los que viven con la ansiedad de extinguirse algún día ,a lo mejor han callado esa voz interior que llevamos dentro que dice “yo no puedo morir”, y se han limitado y obsesionado en ver lo que se deteriora y se desintegra: lo exterior .
Solo hay que atreverse a buscar aquello que se mantiene joven, por lo que no pasa el tiempo, y que muchos hombres y mujeres santos descubrieron en el recorrer de sus vidas : solo en el interior de cada uno encontraremos la verdadera “fuente de la eterna juventud “.
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