viernes, 28 de febrero de 2014

TECNOLOGIA COMO EMANCIPADORA DE LA MUJER: LA PANACEA?


 
 

En la cercana 58 reunión de la “Comisión sobre el Estado de la Mujer”  CSW58 en las instalaciones de la ONU en Nueva York, se tendrá como uno de los temas centrales  el acceso de las mujeres a las diferentes tecnologías, para lograr su emancipación.
 
 

Un tema en el que los beneficios que las mujeres obtienen al estar interconectadas a través de computadoras, pantallas y principalmente celulares roban cámara y entusiasman a muchos.

Tal es el caso del estudio realizado por USAID (Agencia Americana para el desarrollo internacional) en Afganistán donde el uso de los celulares se abrió apenas recientemente en el año 2002. Se encontró que el 80% de las mujeres afganas ya tienen acceso, regular u ocasional, a  un teléfono celular.. Además el 82% de los entrevistados creen que esta nueva posibilidad mejoraba la vida de las mujeres afganas.

Las compañías de telefonía, durante una conferencia en Kabul, mostraron lo que esta tecnología podría aportar a las mujeres con aplicaciones de educación a distancia, una “hot line” sobre familia y de salud durante el embarazo entre otras.
 

Pero dentro de todo este entusiasmo comercial, se oyó una voz más pausada y reflexiva, que entre representantes de la ONU, del gobierno americano, y de compañías de telecomunicación, subrayo una premisa esencial para que el uso de la tecnología sea beneficiosa. Esa voz fue de la Embajadora sobre Asuntos Económicos de los Estados Unidos Hilda Arellano, que hizo ver que
 
 “usada correctamente, la tecnología puede dar voz a los sin voz, y expandir el acceso a información y educación...”(1)

Es cierto,  existe un lado de  este tema que ha sido poco considerado: el cambio, a veces erosivo, en la percepción del valor de la mujer  que se da x los mensajes y valoraciones que circulan en los medios de comunicación. Esta valoración, muchas veces centrada en la apariencia, desempeño sexual, y número de parejas sexuales, puede traer consecuencias a las mujeres de ese país, como ya ha sucedido en otros países, donde las culturas han absorbido y hechos suyos estos parámetros. Y no solo de las mujeres, sino también de los hombres a los que se les mide por la cantidad de pelo que conservan, los rivales muertos en los videojuegos y de  conquistas sexuales, y el número de  “cuadritos en el abdomen”.
 

Su observación es muy certera, y debería recibir eco en la comunidad afgana.
El principio detonador de los beneficios de toda tecnología, es estar preparado para saber seleccionar, de entre todo el mar de información,  lo que hace más humanas a las personas.

 


Por Construye

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